¡Oh, qué prodigioso era el sábado en Brooklyn! Bueno, maravilloso en cualquier parte, pues todo el mundo cobraba su semanada. El sábado era el verdadero día de fiesta, sin la rigidez del domingo. La gente tenía dinero para salir de compras. Ese día comían bien, se emborrachaban, concertaban citas, hacían el amor; pasaban el rato cantando, bailando, peleando y tocando música. Trasnochaban porque tenían libre el día siguiente y no necesitaban madrugar.


Pero esta semana las cosas cambian...
Apuesto todas mis fichas por el domingo.

2 comentarios:

deadbeat dijo...

Yo apuesto mis fichas también.
A tu lado, como siempre.

Friki Runner dijo...

Juegas tus fichas sobre seguro, eh??