[...] Uno de estos modelos ha sido el iusnaturalista, que, emotivamente hablando, es quizás el que a primera vista resulta más sugestivo. Según él, partiendo de una determinada visión filosófica, ideológica o religiosa del hombre, del mundo y de la sociedad, existen unos derechos que la persona siempre tiene por su condición de tal y que están asociados a su dignidad, por lo que son concebidos como inherentes a su propia naturaleza, anteriores al Estado, inalienables e inviolables, imprescriptibles, irrenunciables e intransmisibles.

2 comentarios:

Vértigo dijo...

Qué bueno, jó.
¿Agregada?

Rachèle Œillet dijo...

¡Yo también estoy dando el iusnaturalismo! jaja. Pues yo de momento muy bien, la verdad. Es cierto que Bolonia carga mucho de trabajo, pero en parte es mejor, te obliga a ir enterándote de qué van las cosas.
¿Tú qué tal? ¡Un besito! :)