Tren con destino Parla: 3 minutos. Media hora después, tren con destino Parla: 3 minutos. Cojonudo. Y mientras tanto presenciaba interiormente una guerra neuronal (de esas que hace tiempo que no se daban) con su consecuente división mitótica, o más bien habría que decir meiótica, ya que cada vez mi masa gris aumenta exponencialmente, lo que yo supongo que será por la correlativa disminución de neuronas. Pero ahora me pregunto si la regresión será de la disminución sobre el aumento, o el aumento sobre la disminución. En cualquier caso, la estadística está acabando conmigo, y Ticio no es ningún consuelo. Levanto la vista, por eso de mirar aspectos positivos y tal, que tanto aconsejan los pseudopsicoanalistas, y me encuentro con mil horas repartidas en mi horario semanal que chupan mi energía vital y mi tiempo. A todo esto, no se me vaya a olvidar que ya ni existo para los profesores. Fantástica es la palabra que me definiría.

Berlín, sálvame.

1 comentario:

J. dijo...

Aquí estoy a horas del examen de historia que decidirá parte de mi futuro. Aqui estoy amandote como todos los dias de mi existencia.
Enana mía