-
Hoy está siendo un buen día. Neutralizar siempre estuvo bien, y a pesar de todo, ¿por qué no intentarlo? Si ya he sido capaz, puedo serlo ahora. Tengo especial afición a las recaídas, en especial si es algo negativo, pero por qué no recaer también en lo bueno de mi vida. Y en mi viaje diario en Renfe (07:39 - Chamartín) me he dado cuenta de que me das asco, y he deseado que alguien te calle la boca. Y podría ser ella quien lo hiciera. Sí, de hecho estaría muy bien. Me da igual la forma, como si es del modo más romántico imaginable. Pero que te callen, que desaparezcas en todos los aspectos. Que he visto seres procariotas con más inteligencia emocional que tú... y ya estoy cansada de darte una importancia que no mereces. Ni siquiera llegas a una décima parte del ser-artístico-genio-bohemio que te crees, y no seré yo quien contribuya a que continúes alimentando tu ego. Sólo tienes suerte y mucha cara. Demasiada, puntualizo. Tú a tu vida y yo a la mía. Quiero seguir disfrutando de mis incoherencias, de mis momentos de felicidad (efímera), de mi música, de mis cuentos y fantasías, de la microeconomía y la contabilidad, de esas personas desconocidas que se tercian increíbles. De la satisfacción que reporta ver una sonrisa inocente agradeciéndote todo lo que le has dado en cinco minutos. De descubrir lo bien que puedes hacer sentir a una persona entregando lo que para ti supone tan poco. De los sueños, que hacen que seamos exclusivos, diferenciables. Que cada vida sea un mundo distinto e infinito. Que nos recuerdan que nuestro corazón late, que estamos vivos. Que me permiten saber qué quiero seguir teniendo cerca, qué añadir a mis días para completarlos y qué mandar lejos. Tan lejos que no pueda encontrarte. Recaídas, sí. Pero no en ti. Ni una vez más.


2 comentarios:

deadbeat dijo...

JODER, NO SABES LO FELIZ QUE ME HACE LEER ESTO, DE VERDAD, NO TE HACES UNA IDEA

María Clara Montoya dijo...

Este es el camino