Te levantas y aún es de noche, te enfundas en tu americana tweed y decides emprender un día más. El qué deparará tu mañana es la pregunta de siempre, aunque sabes de antemano que toparás de lleno con todo menos con lo que esperabas y/o necesitabas. Y así van transcurriendo las horas, tan pesadas como vacías. Suerte que luego llega mamá y decide que te mereces una corona de estrellas, pero a falta de pan, buenos son bombones. O Cristalle, de Chanel.

No hay comentarios: