Curiosamente, me he aficionado a hacer la compra. A arrancar un trozo de folio y apuntar los productos, muchos de ellos ni necesarios ni imprescindibles, como todo en nuestra vida. Pasear hasta el supermercado y rellenar la cesta con todo lo anotado, tarea bien alejada de la sencillez dado el laberinto de estanterías y neveras. De todos los momentos posibles, mi favorito es la selección de los tomates perfectos, aunque cuando llegue a casa descubra que ha sido un error y alguno cuando no algunos vaya directo a la basura. Supongo que será porque la elección y yo no somos buenas amigas. En realidad, debería estar vetado para mí todo aquello que vaya precedido de auto. Así normal que el coste de oportunidad no me deje dormir las horas necesarias para que estas malditas ojeras se evaporen.

2 comentarios:

Isabbbelle dijo...

oye, que nos vemos la semana que viene ;)

-Big.Small.Big.Small- dijo...

Me acostumbré a ese hábito hace mucho. Relametne tienes un blog impresionante, si no te importa te recomendaré en el mio!