Cada vez se me hace más difícil no rezagarme, no perder el pulso de los días. No sé qué ocurre en mí, en mi entorno o en estas cuatro paredes, pero la idea de nulidad absoluta que tengo de mí misma no desaparece a pesar de mis múltiples intentos de neutralización y autoconvencimiento, de la música o de los atisbos transitorios de inspiración. Y no me refiero a una nulidad personal, no es cuestión de sentirse ignorada, insignificada o devaluada (maldita Estructura Económica), simplemente se limita al ámbito funcional. Ni eficiencia ni, mucho menos, eficacia. Es la continua percepción de estar indeterminada, de no saber qué hacer de los segundos, de los minutos y de las horas. El eterno miedo a pasar la vida en el punto medio, pues poco me convence que cuatro filósofos me digan que eso es la virtud. Varias veces al día abro los ojos, o los cierro, es difícil discernir, y me percato del tiempo que he pasado en ninguna parte. En ocasiones, hasta físicamente. Siento que transcurre todo demasiado deprisa, el tic-tac se vuelve inaguantable y, a cada golpe de aguja, mi cansancio aumenta. Quiero hacer algo, quiero ser alguien. Pero el problema es que no sé ni el qué, ni quién.

1 comentario:

-Big.Small.Big.Small- dijo...

Me ha gustado mucho este texto, porque me he sentido identificado la verdad, no se si te referias con lo de la inspiracion a componer o similar pero el caso esq me ha gustado mucho.

Quiero hacer algo, quiero ser alguien. Pero el problema es que no sé ni el qué, ni quién.


Ese es el resumen mio de todo ultimanete :)

Un saludo!