Siempre he querido tener un lector de tarjetas y hace escasamente media hora he descubierto que mi nuevo portátil (viva el consumismo) tiene uno en el que cabe la tarjeta de mi cámara, así que he decidido pasar fotos que tenía en la Cámara desde octubre... Es una absurdez, y soy consciente de ello, pero mi felicidad ha rozado un límite insospechable (siempre me ha dado pereza tener que estar con los cables, de ahí que las fotos estuviesen muertas tanto tiempo). En fin, creo que esto es lo más curioso que me ha pasado en estas vacaciones, destinadas a estudiar, estudiar, y ah, sí, ver como el resto de los mortales disfrutan. Tendré que contentarme con correr a media noche entre la lluvia y semáforos en rojo.
Oh, olvidaba que ayer mi preocupación acerca de mi salud mental fue extrema cuando descubrí que me hubiera cambiado por el perro que vi salir de la Yves Saint Laurent en Serrano (mientras yo observaba el escarate, por supuesto).

Feliz noche a todo aquel que mantenga el espíritu de la Navidad despierto, y a aquel para el que esto no sea más que una farsa, que sea lo más llevadera posible.
Puesto que yo opino que lo único bueno que tiene estas fechas es el consumismo -que levantará la crisis- y la Nochevieja.

1 comentario:

Adriana Pujol García dijo...

cosa.(L)
tú y tus escritos.
te como!