-
En dos horas y cuarto entro a trabajar, y me resulta curioso que, por primera vez, lo esté deseando. Necesito desconectar, que en mi cabeza suene Disfraz de Tigre, viajar a mi profuso mundo mientras aparento estar en el mundo como cualquier otra persona. No sé qué me ocurre en la cabeza, pero cada vez estoy peor. Las neuras son constantes, y creo que me estoy volviendo irreversiblemente loca. Supongo que es lo que toca. Igual que el pollo que mi madre está preparando con todo su amor. Benditas las ganas que tengo de comerlo... pero es lo que hay, chiqui. En fin, mañana se acaba todo. Mañana vuelves a estar aquí, vuelvo a achucharte. Echo de menos tu manera de peinarte delante de mi portal, y el modo en que me sacas de quicio. El amor, es lo que tiene. El amor completo, efímero, bucólico, empanado... mi otro amor. Porque en dos días regresas, y todo lo mejor está aún por llegar. Otoño eléctrico, repleto. De ti, de ti, de mí. Del pequeño retoño, de la escoria. Días sin parar ni descansar. Saudade. Niebla. Y, en fin...


No hay comentarios: