Y ahora que vienen tiempos duros de por sí, se añaden una y mil historias. Tan lejos de toda lucidez y de tantas otras cosas más que evidentes en mi círculo habitual, que se hará francamente inaguantable, insostenible. Suerte que antes de que el fin comience, y a modo de preámbulo, me esperan tres días de desconexión absoluta, que espero que me ayuden para recuperar algo de cordura. Seguiré echando de menos a cierta adolescente de dos metros, como alguien me decía ayer. Es lo que tienen los Umpalumpas, que cuando se separán de su Chewaka particular, se ponen tontinos y no dan pie con bola, que diría mi abuela. Y rozando la tangente, voy a desconectar el grifo antes de que empiece con la historia de siempre. Absorbente y circular. Como tú. Y no es momento de recaídas. No antes de lo debido.

1 comentario:

deadbeat dijo...

dímelo a mí
puta umpa lumpa la soledad ya se quiere ir, tengo que verte joder
eres esencial