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Sup, sup. En diez minutos tengo un examen online y llevo todo el día en la UAM haciendo no sé muy bien el qué, porque a cada ejercicio que me propongo solucionar de matemáticas, una neurona más muere. Y si fuese así de sencillo, lo aceptaría casi encantada, pero el problema es que mi cabeza más bien funciona como la producción marginal y demás conceptos que me saturan día a día pero que a la vez adoro. Porque sé muy bien que, en el fondo y a pesar de lo que quiera vender, me encanta la microeconomía y la contabilidad hasta el punto de no poder vivir sin ellas. Pues éso, que mi tasa de fallecimiento neuronal es creciente y, en mi caso en particular, muy al contrario de lo que sucedería con cualquier función de producción, no existe ningún nivel de saturación a partir del cual las muertes disminuyan o, incluso, pueda invertirse la situación y empiecen a autogenerarse nuevas células. No, señor, no. Yo cada día tengo más materia gris en mi cerebro y me asusto de pensar qué pasará cuando ya no quede nada dentro. Aunque, quién sabe, porque teniendo en cuenta que vivo en una pura contradicción, lo mismo a partir de entonces el mundo se tercie azul (como algún día lo fue) y yo sea el protoser más feliz del universo. Lo dicho. Me voy a seguir con mi suicidio mental.


2 comentarios:

K209 dijo...

si te mueren las neuronas, resucítalas con ácido para las baterías o qué sé yo, sácalas a bailar un rato.

Anónimo dijo...

qué gracia me has hecho!
suerte con el examen!
muakkk